Universidad de la República del Uruguay
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  • La alimentación como derecho humano: informe de Udelar sobre ollas populares en Salto

    El Grupo de Acción Universitaria en la Emergencia Social y Sanitaria es una iniciativa de la sede Salto del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República en respuesta a la crisis sanitaria, social y económica que atraviesa nuestro país.

    El objetivo general consiste en «generar una propuesta participativa de trabajo a corto, mediano y largo plazo, entre el Grupo Universitario con referentes de ollas populares, merenderos y viandas solidarias y equipo de técnicos de Desarrollo Social de la Intendencia de Salto, para contribuir en la mitigación de las consecuencias sanitarias y sociales de la pandemia».

    El Grupo está conformado por docentes de las facultades de Enfermería, Agronomía, Ciencias Sociales, y Psicología, Unidades de Extensión y Comunicación, el Servicio Central de Bienestar Universitario y estudiantes del Centro Estudiantil Intergremial.

    En el marco de las acciones, el Grupo realizó una encuesta sobre el funcionamiento de las ollas comunitarias entre el 22 de abril y el 8 de mayo de 2020. Se realizaron 47 encuestas de 52 ollas populares de la ciudad de Salto. En base a los datos recabados, se hizo un informe descriptivo de la situación actual de las ollas, brindado información general, por zonas y por barrios, salvaguardando las particularidades de cada olla e identidad de las personas que las llevan adelante.

    Leticia Benelli, coordinadora de la Unidad de Extensión de la sede Salto, indicó que este grupo, que comenzó a funcionar a partir del 1.° de abril, se propone contribuir a mitigar las consecuencias sanitarias y sociales de la pandemia, por lo tanto, se propuso acciones y objetivos a corto, mediano y largo plazo. «En este momento estamos pensando en acciones a corto plazo, tratando de contribuir a garantizar el derecho a la alimentación, al igual que muchos otros actores de la sociedad. Ese es nuestro gran paraguas de trabajo: considerar la alimentación como un derecho humano fundamental», afirmó. Las acciones a corto plazo han sido acciones en territorio previas a tener el informe de la encuesta, que realizaron con la Intendencia, para identificar los referentes y tener un primer contacto.

    Las acciones posteriores al informe tienen dos objetivos: devolverle la información recabada a los referentes y que pueda ser un disparador para el intercambio con ellos y pensar propuestas conjuntamente. En el trabajo en territorio se abarca además la promoción de la salud y, en función de los resultados de la encuesta, se elaboran folletos informativos pensados para esta población y se realizan varias intervenciones de intercambio para el cuidado al preparar los alimentos y evitar el contagio de Covid-19. Asimismo, el grupo brinda kits de limpieza y desinfección «para tratar que eso que les enseñamos pueda llevarse a cabo».

    Por otro lado, dentro de las acciones a corto plazo se desarrollaron varias para conseguir donaciones, como los Domingos Solidarios, donde reciben distintas donaciones en la sede Salto y se las entregan al Centro Coordinador de Emergencias Departamentales (CECOED) para que las distribuya en las ollas. También están lanzando una campaña solidaria para la donación de dinero para seguir aportando alimentos. Además, generaron un vínculo con Salto Hortícola, quienes desde la articulación con los productores facilitarán que el CECOED pueda recoger más frutas y verduras. Asimismo, a nivel de la Universidad, los gremios de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) y la Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR) harán donaciones para aportar los alimentos que son más escasos o caros, y la Estación Experimental de San Antonio empezó a aportar 100 litros de leche a la semana que se llevan a merenderos, además de naranjas, que son parte de su producción.

    Las acciones a mediano y largo plazo están vinculadas con la contribución a la organización de las ollas en redes, y a la posibilidad de que accedan a otras condiciones para desarrollar la preparación de alimentos. Asimismo, se están haciendo propuestas de trabajo en torno a las huertas agroecológicas.

    Datos del informe

    Señaló que del informe se desprende que actualmente hay 61 ollas, a las cuales acceden aproximadamente 1200 familias de Salto, unas 10.000 personas. En una estimación que realizó el grupo, se cubren unas 24.000 porciones diarias, de las cuales la Intendencia aporta 5000, por lo tanto hay 19.000 porciones que están siendo abastecidas a través del esfuerzo de la comunidad salteña y distintas organizaciones de todo tipo. «El apoyo se sigue necesitando porque sabemos que esta problemática va a continuar un buen tiempo y durante el invierno», concluyó.

    Por su parte, Rosmari Negrín, docente del Departamento de Ciencias Sociales del Cenur Litoral Norte, explicó que debido a la pandemia se encuestaron de forma telefónica 47 de las 52 ollas que existían en este momento. El funcionamiento de las ollas es muy dinámico y cambiante. En este estudio de carácter descriptivo, se dividieron las ollas populares en cinco zonas de la ciudad de Salto: norte, sur, este-sur este-norte y extremo este que comprende 27 barrios. El 40% de las ollas está ubicada en la zona sur y el resto están distribuidas de forma equitativa en el resto de la ciudad.

    En cuanto a su organización, el 46% están organizada por vecinos y el resto por familiares y compañeros y en menor medida por grupos religiosos y partidos políticos, y algunas comisiones de barrios y grupos deportivos. Respecto al lugar de elaboración de estos alimentos: 45 ollas se elaboran en el mismo lugar y solo dos rotan. 36 de las 47 ollas encuestadas comenzaron en marzo, dos lo hicieron en abril, y nueve ya funcionaban antes de la pandemia.

    En cuanto a la continuidad de las ollas, 18 de ellas planean seguir hasta que sea necesario, ocho seguirán más allá de la pandemia y 15 continuarán mientras puedan hacerlo, lo cual está sujeto a disponibilidad, recursos humanos, materiales y económicos. 33 de las ollas cocinan entre una, dos y tres veces por semana y son nueve las que lo hacen seis y siete veces a la semana. Ofrecen alimentos a la población que no está pudiendo acceder a la alimentación por no tener trabajo, explicó.

    El 87% de las donaciones son en alimentos y el resto son en dinero o bonos de alimentación. La donaciones son de empresas, comercios de la zona, vecinos y en algunos casos de productores rurales. Casi el 50% de estas ollas cocinan en espacios abiertos, lo cual es un problema teniendo en cuenta el clima, entonces se apela a las instituciones o personas que puedan tener un lugar o se les ocurra alguna alternativa.

    Zoa Barros, docente de la Facultad de Enfermería se refirió al cuidado, preparación y manejo de los alimentos en la preparación de las ollas. Una de las variables que analizó el grupo fue el lugar donde se hace la limpieza y la desinfección de los alimentos, y la mayor parte de las organizaciones, que representa un 72%, lo hacen en la casa de alguno de los integrantes del grupo que organiza la olla. Destacó que esto permite centralizar el lavado, pelado y trozado de los alimentos en un lugar, es decir, una mejor manipulación de los alimentos al momento de la preparación.

    En cuanto a los productos de limpieza, un 42% utiliza hipoclorito y jabón de cocina. «Tratamos de intervenir en cómo y en qué momento se utiliza cada uno, destacamos como aspecto positivo que un porcentaje importante realiza el lavado adecuado previo a la elaboración de la olla, tanto de los alimentos como de los utensilios de cocina y la forma que se realiza», sostuvo. Algunas de las organizaciones utilizan el alcohol como producto de desinfección.

    En cuanto a la prendas de protección para quienes participan en la elaboración de la olla, lo adecuado es el uso de guantes, tapaboca, gorra y delantal y la mayor parte de las organizaciones utilizan estos cuatro elementos de protección. El tapaboca es el elemento de protección más utilizado y el menos es el gorro. La mayor parte de las organizaciones tienen que comprar estas prendas, lo que insume un costo diario para que todos los integrantes de las organizaciones estén vestidos adecuadamente; un porcentaje lo recibe a través de donaciones y algunos van sorteando el día a día entre donaciones y compra del material necesario.

    FUENTE: Portal de la Udelar

    VER INFORME COMPLETO AQUÍ: http://www.unorte.edu.uy/sites/default/files/informe_ollas.pdf